jueves, febrero 17

DÍAS DE TRABAJO

JUDITH IGLESIAS

Había una vez una niña llamada Ana,de 5 años. Vivía en Nueva York con sus padres y su perrita Laika. Sus padres se llamaban Claudia y Pedro y siempre estaban ocupados trabajando. Ana se pasaba el día dibujando o jugando con Laika a “mamás y papás”. En el colegio sacaba muy buenas notas y tenía una amiga llamada Laura, ella era su única y mejor amiga pero a Ana no le importaba. La verdad es que Ana tuvo que aprender muchas cosas sola ya que como he dicho antes sus padres no tenían suficiente tiempo para estar con ella. Un día cuando Ana llegó del colegio,vio a su padre ... sentado en el sofá con cara de preocupado.Ana le preguntó: -Papá ¿Qué haces aquí? ¿No tienes que trabajar? -No cariño...Me han despedido-le contestó él. Ana subió a su cuarto a hacer los deberes mientras pensaba que así su padre tendría más tiempo para jugar con ella, ayudarla con los deberes, darle muchos mimos y muchas cosas más que no pudieron hacer juntos. Cuando llegó su madre, Ana salió corriendo de su cuarto para saludarla, pero... antes de terminar de bajar las escaleras oyó como sus padres empezaban a discutir. Ana no entendía porque se chillaban. Al día siguiente su madre le contó que ella y su padre se iban a separar y que Ana tendría que irse con ella a vivir a otra casa. Ana no dudó en preguntar si volvería a ver a su padre y si Laika también vendría. Su madre le contestó que ella si le dejaría pero sería imposible porque se iban de la ciudad, pero que si quería se llevarían también a Laika. Ana con cara triste y unas cuantas lágrimas que eran imposibles de evitar subió al cuarto de sus padres. Antes estaba feliz porque tendría más tiempo para ella pero ahora ni lo volvería a ver agotado despues de un duro día de trabajo...Cuando llegó se encontró con su padre que estaba llorando encima de la cama. Ana lo abrazó ya que aunque no le salían las palabras no tendría nada que decir. A la mañana pensó como hacer para que todo se arreglara y le dijo a su madre que no lo entendía, que pensara un poco en ella y que no le podía separar de su padre. Su madre dijo que tenía razón y le pidió perdón por todo. Así que rompió los papeles del divorcio fue a donde el padre y le dijo que no se iban a ninguna parte y que le ayudaría a buscar otro trabajo mucho mejor. Ana se puso contentísima, seguirían teniendo que trabajar mucho pero ellos la querían y se esforzaban trabajando para que ella tuviera lo que necesitaba, igual que hacen muchos de vuestros padres. FIN!