viernes, octubre 8

CUENTO

Paola Cristobal

Nosotros somos una familia pobre.Y el poco dinero que tenemos nos lo dan por trabajar en nuestra pequeña granja. Yo, me llamo Ana y tengo 10 años.
Tengo que ayudar todos los días a mi familia a recoger las lechugas y las patatas de la huerta, recoger los huevos del corral y ayudar a mi madre a fragar los platos. No puedo jugar a nada ni con nadie porque siempre estoy muy ocupada. Una mañana de verano que hacía mucho calor, después de ducharme, sin que nadie se enterara, me puse mi albornoz y me fui a dar un paseo por el bosque. Estaba harta de trabajar con mi familia en la granja, nunca me divertía. En el bosque, me encontré con un estanque lleno de peces de todos los colores. Al cabo de un rato, el camino de piedras que seguía se acabó. Decidí dar la vuelta y volver a la granja otra vez. Pero de repente, una planta empezó a crecer y a crecer y cada segundo que pasaba crecía más y más. Cuando paró de crecer, miré al cielo y la planta estaba tocando las nubes.
Entonces subí para curiosear, escalé y escalé hasta llegar a una nube gigantesca. Empecé a caminar por la gran nube y flotando en las nubes, me encontré




con la granja donde yo vivía pero mucho más bonita y mejor cuidada, parecía nueva. Fui corriendo hasta allí y llamé a la puerta. Me abrió mi madre. Yo, extrañada le pregunté quien era y ella me respondió que era mi otra madre. Me invitó a que entrara en la casa. Entré y todo era exactamente igual a mi casa pero mucho más bonito y nuevo. Mi "otra madre" me dijo que pasara al comedor.
Allí, había un hombre sentado en una silla y a su lado una mesa enome con comida y bebida de todo tipo, en el centro de la mesa había un gran regalo con una nota que ponía:

BIENVENIDA
ANA

Mi " otra madre" me explicó que ese hombre que estaba en la silla era " mi otro padre" también me dijo que podía abrir el regalo. Yo lo abrí con mucho gusto, pero cuando ví lo que era se me quitó la sonrisa. Mi " otro padre" me dijo que era la llave que abría la granja del mundo que estaba en las nubes. También en ese mundo podía jugar y hacer todo lo que quisiese. Pero con una condición la de que no volvería a ver a mis verdaderos padres y no volvería a bajar nunca más. Muy asustada cogí una sierra y corrí hasta donde estaba la planta. Bajé y la corté para que mis " otros padres" no me atraparan. Cuando corté la planta cayó al suelo y se marchitó hasta desaparecer. Volví a casa contenta porque prefiero estar con mis padres trabajando que con mis " otros padres".


FIN

PAOLA CRISTOBAL