Hace varios años, me ocurrió algo que jamás olvidaré. Una aventura maravillosa, diría yo.
Todo empezó cuando un día, miré por la ventana de mi casa hacia el jardín y observé una pequeña planta que brillaba como si estuviese hecha de oro.
Yo no le di importancia y cerré la persiana.
Al cabo de una semana, la planta pasó de pequeña a gigante y yo, trepé por ella para investigar.
Cuando ya había trepado bastante, me di cuenta de que la planta seguía creciendo. Traspasó las nubes y entonces dejó de crecer. Yo subí a una nube y luego todas se colocaron como si fuesen un escalera infinita.